21 de febrero de 2010

La desastrosa gestión del bulevar del carnaval.

El lluvioso carnaval va llegando a su fin. Un carnaval que ha dejado un sabor agridulce en sus usuarios. Y así es porque la gestión de servicios hacia los visitantes no ha estado a la altura de lo que debería ser una gran fiesta.
Afortunadamente, la ciudad con sus agrupaciones repartidas por todas sus plazas y calles consigue distraer de las carencias que en determinados aspectos deberían haberse tenido en cuenta y que han querido trasladarnos como algo inevitable cuando no es así.
Las noches intentando conseguir transporte han sido un imposible. Cívicamente y lógicamente no se han movido apenas coches particulares. Al centro se podía bajar en autobús, pero a partir de las dos o las tres de la mañana si había que volver a casa, ¿cómo se ha hecho? El teléfono de teletaxi comunicando permanentemente, salir del Falla y encontrar taxi una odisea, ni que decir el miércoles de Pópulo o el viernes de Viña. ¿Tanto trabajo cuesta gestionar una pequeña dotación de autobuses, seis, ocho que con vigilancia rodeen la ciudad y crucen la avenida para acercar a sus hogares a la ciudadanía? Los organizadores de la fiesta deberían de preocuparse de facilitar el transporte y la comodidad a tantas personas como disfrutan y acuden a la misma. Sólo son unos cuantos días al año y cuidar atenciones de esta índole no se les debería ir de las manos.
Al tema de la carpa no sé si dedicarle otro post o dejarlo por bochornoso. Colas de personas que como borregos esperaban entrar, y muchas otras que desesperadas volvían a sus casas porque entrar era imposible. Si son lugares que se quedan pequeños para la cantidad de público que desea acceder, si se han provocado problemas con el aforo... ¿por qué no se ha habilitado otro recinto? Vergonzoso. Mucho policía en la puerta, en un bulevar intransitable.
A ver si el año que viene todas estas carencias, se "cantan" en las letras de los repertorios. Me da a mí que estos asuntos no presentan interés ni voluntad de solución, y menos aún, mientras nos sigamos callando.

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