12 de febrero de 2010

Si supieras que guardo un impar de pendientes...

Lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres,
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.
“Contigo” de Joaquín Sabina


Si supieras que solo puedes beberme a sorbitos,
que solo puedes ver mi luz con intermitencias,
si supieras…
Qué tal vez hoy es el último dìa
y que vivir el momento me apremia.

Si supieras que sólo quiero que me des,
el halo de tus miradas,
que lo demás ya me sobra
con todo lo que me has dado.

Si supieras que sólo ya quiero,
que simplemente permanezcas,
que sólo quiero que estés
a tu manera para que nada se mueva.

Si supieras que ni tú, ni yo estamos hechos
para vivir dentro de una jaula,
y que no pretendo cambiar
porque tampoco puedo sentirme amordazada.

Si supieras que con los rayos de sol,
que con la espuma y las algas,
que con la música y con las palabras
tengo de sobra para ser feliz.

Si supieras que sólo pretendo disfrutar
de lo que venga por añadidura
sin querer tocar demasiado
este sueño de cristal.

Si supieras que no quiero
que vaya a partirse la magia
ni que se vaya la complicidad.

Si tú lo hubieras sabido,
quizás no me hubieras robado el sol
de los lunes,
el zumo de los viernes
y la prensa de los fines de semana.

Si lo hubieras sabido,
habrías estado a la altura
cuando te llamé y cuando me hacías falta
y ni siquiera vinistes
o te fuistes con excusas vanas.

Si tú supieras que ahora,
yo ya no quiero ni tus llamadas,
que me resulta más fácil dormir.
Que sólo necesitaba una sombra
y que voy de puntillas con mucha calma.

No sé lo que te creíste,
y a jirones no hay nada,
y ya todo esto para mí,
es demasiado, canalla.

Blanca Flores Cueto, "Si supieras", para el poemario aún inédito Vaivén.

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