14 de julio de 2010

El papel del entrenador, de los jugadores y de España.

Humilde, cariñoso y socarrón, el seleccionador le ha dado a España la mayor alegría futbolística de su historia sin levantar la voz ni torcer el bigote. Por Luis Martín, para El País, artículo completo.  

"Al padre le arruinó la carrera la guerra civil: fue denunciado y pasó tres años en un penal de Álava, confinado por republicano. "No hizo nada, pero ya sabe cómo eran esas cosas... estaba donde estaba, le señalaron por rojo y terminó en la cárcel", explica resignado el seleccionador, que guarda en casa los legajos del proceso contra su padre. "Yo no soy tan radical", asume Del Bosque, de pensamiento progresista".

Su hijo Álvaro, sindrome de down, es el mayor regalo que le ha dado la vida. Lector, dialogante, humilde y cariñoso con un bagaje de experiencia a sus espaldas Del Bosque ha hecho historia como seleccionador de nuestro país.

Hoy, el entrenador y su equipo se merecen el reconocimiento de España entera. En estos días que el triunfo del mundial ha removido las entrañas emocionales del país, la calma nos lleva a analizar un fenómeno deportivo que ha cambiado el estado sociológico de los habitantes. En estos días todos y todas hemos celebrado España. Se ha hecho Historia con un entrenador en apariencia bonachón y cercano junto a un equipo de jóvenes sensatos y sin altanería.

Por primera vez en el régimen democrático español la bandera se ha lucido como símbolo integrador. Un equipo con procedencia de todas las comunidades autónomas: andaluces, canarios, madrileños, catalanes... han demostrado que España no se rompe, que se puede trabajar en equipo de forma cohesionada por un objetivo común. Todas las comunidades autónomas han demostrado que se pueden superar los complejos de los símbolos si es necesario. La esperanza de que una sociedad madura, capaz de aparcar las diferencias políticas ante un liderazgo internacional se ha evidenciado desde la población, desde las bases, desde una militancia patriota que acepta los nacionalismos periféricos como posibles, que los respeta sin radicalismos, que ha convivido democráticamente con satisfacción compartida, marcando quizá el inicio de un nuevo patriotismo para España en el siglo XXI: joven y maduro al unísono en pacífica democracia y necesario.

Y de este hito, es de donde debemos sacar el mejor ejemplo y una lección: la España plural es posible, convivir con las diferencias también, es cuestión de poner en práctica la tolerancia democrática por el bien común. El deporte ha puesto de manifiesto que el optimismo pese a todo es posible, que este es un país capaz de superar los complejos de inferioridad internacional, de generar confianza y de conseguir que el mundo entero mire a su territorio y a su gente con entusiasmo.

Ahora deberían tomar nota los dirigentes de múltiples organizaciones, partidos, empresas... que se enfrentan a diario por asuntos localistas y catetos, por palabras, términos y por sedes, por intereses personales frente a comunes. Ojalá este triunfo sirva no sólo para generar ingresos, atraer turismo y elevar la autoestima colectiva, ojalá sea el comienzo de un definitivo entendimiento y la superación de diferencias. España con su diversidad y con su pasado a cuestas ha conseguido ponerse al nivel de los países más desarrollados, después de una dictadura que la condenó al aislamiento, su potencial y su gente lo hicieron posible.

Tenemos otra oportunidad histórica de hacer nuestra esa unidad que nos pone en bandeja la selección con el talante y el talento de su entrenador y sus jugadores como lección. No es el momento de desperdiciarla.  

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario