12 de julio de 2010

Táctica y Estrategia



"Mi táctica es/ser franco/ y saber que sos franca/ y que no nos vendamos simulacros,
para que entre los dos/ no haya telón/ ni abismos.

Mi estrategia es/ en cambio/ más profunda y más simple,
mi estrategia es/ que un día cualquiera,
no sé cómo ni sé/ con qué pretexto,
por fin me necesites".
("Táctica y estrategia" de Mario Benedetti). 


"Ganar la batalla y perder la guerra es posible. En el ámbito militar -origen de estos términos- la táctica podría hacernos ganar o perder una batalla, mientras que la estrategia nos llevaría a ganar o perder una guerra. El hecho es que podrías llevar a cabo una o varias acciones de éxito, pero eso no significa que consigas el objetivo final que te has planteado. Y viceversa". Del blog de Camilo Pérez Serna.

Hace algunos meses, reflexionaba en un post de mi blog sobre las tácticas de Obama. Tras ganar las elecciones colocó de número dos a su contrincante Hillary Clinton. Una táctica que le permite continuar con los objetivos de su estrategia. El post se titulaba: Obama y la inteligencia política.

Durante este fin de semana en el que las crónicas deportivas colman las primeras páginas de los periódicos, sigo dándole vueltas a la carencia de tácticas y estrategias visibles en nuestros políticos para que puedan recuperar la credibilidad de los ciudanos.

El Barómetro de Opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al mes de junio, que se hizo pública el 7 de julio, ha vuelto a situar el paro y la situación económica como los dos principales problemas de España según los ciudadanos, un binomio que se viene repitiendo desde 2008, pero también ha confirmado a la clase política en la tercera posición, aumentando incluso el número de ciudadanos que la menciona como un problema para el país.

A nivel europeo, España ha quedado en evidencia por la falta de entendimiento entre el PSOE y el PP ante la crisis. Pero lo curioso, es que incluso dentro de los propios partidos, el no por sistema para superar conflictos ideológicos es la práctica habitual. Ante un problema, ante cualquier situación de carácter público, político, organizativo... la profesionalidad política se aparca frente a las diferencias personales. En este país el enfrentamiento personal suele jugar en detrimento de un logro común. Se anteponen los intereses personales y tenemos que combatir esas prácticas. Este fin de semana: un artículo en La Voz, de mi querido Juan José Téllez y un reportaje en XL Semanal sobre David Petraeus (El País), me han llevado a rescatar este asunto con dos noticias de actualidad decididas por los gobiernos de dos países distintos.

Así refleja Téllez: "Las autoridades gaditanas tendrían que aprender de las gibraltareñas. Esta misma semana, el ministro principal del Peñón, Peter Caruana, anunció el nombramiento como director de comunicación de su gobierno de Clive Golt, un profesional como la copa de un pino que durante mucho tiempo fue su principal crítico". Completo, aquí.

En el caso de EEUU: "El general Petraeus y Obama no se tragan sin embargo, el presidente de Estados Unidos ha tenido que recurrir a este republicano para que dirija la misión por la que se juzgará su mandato: Afganistán. Petraeus está acostumbrado a acudir al "rescate" de la Casa Blanca. Ya lo hizo cuando George Bush lo envió a Iraq, pero ¿quién es este militar que figura entre los líderes más influyentes del mundo... y potencial presidente de Estados Unidos? La relación entre Obama y Petraeus (57 años), se torció desde el principio. El general le cantó las cuarenta en Bagdad y Obama sintió tratado con condescendencia. Experto en los errores de Vietnam, ha impuesto la estrategia de la anaconda: no destruir al enemigo sino estrechar lazos. Petraeus es una combinación de intelectual y guerrero. Sigue corriendo nueve kilómetros diarios, tras haber superado un cáncer".

Generar iniciativas y fomentar la reconciliación: Son los únicos caminos por los que se puede llegar al éxito político. Siempre en positivo y sin confrontación. Todo en relación a que aparcando las diferencias otros dirigentes han elegido a los mejores para el cumplimiento de sus objetivos. Hoy vuelvo a preguntarme si nuestros políticos profesionalizados han perdido de vista estos principios.

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