23 de marzo de 2011

Desafectación política


Para que el líder no se eternice, manejando las ventajas que proporciona su posición, no son pocos los que recomiendan limitar los periodos, como ya en 1951 prescribió una enmienda a la Constitución en Estados Unidos. En México, en la época de dominio del PRI, el presidente designaba libremente a su sucesor, el dedazo, como hizo Aznar con el suyo, pero con un mandato limitado a un sexenio.

Cierto que no se necesitaría este tipo de recambio automático, si en los partidos funcionase la democracia interna y fuesen los órganos establecidos los que efectivamente, juzgando únicamente sus cualidades, eligiesen a los candidatos. Desde una perspectiva democrática resulta patética la opinión unánime de los directivos del PSOE de que, solo si el presidente renuncia a presentarse, la sucesión se abre, sin que nadie se atreva a valorar la decisión que en la más estricta intimidad y con el mayor secreto tome Rodríguez Zapatero. Felipe González ha señalado lo evidente, que, en todo caso, este comportamiento se salta las normas establecidas.


Hoy somos conscientes de que el lastre más pesado que arrastramos son los partidos políticos, totalmente desconectados de los ciudadanos. Ha quedado bien claro su papel en el deterioro de las instituciones, desde los Parlamentos, las universidades, a la justicia y al Poder Judicial, por completo incapaces de enfrentarse, paradójicamente, a los mismos problemas de entonces.

Por Ignacio Sotelo en el País. La mayor deficiencia de la España democrática.

¿Por qué triunfa el bipartidismo? ¿Por qué tenemos que seguir votando listas cerradas? ¿Todavía nuestra democracia es adolescente? ¿ Disfrutaremos algún día de una verdadera democracia y no de una partidocracia?



1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo contigo, Blanca.
    La democracia debiera entrar de lleno dentro de los partidos políticos para que no estemos a expensas de lo que quiera hacer un dirigente de un partido; de cara a volverse a presentar y en otros muchos asuntos que se desvíen de las promesas electorales e incluso de la línea ideológica del partido.
    Cada 4 años deben funcionar los mecanismos democráticos del partido para decidir quién sigue de candidato y quién tiene que dejar paso a su sucesor.
    Eso evitaría el tener que implantar la norma obligatoria de los mandatos máximos que puede desempeñar un presidente.
    ¿Listas abiertas? ¿Listas cerradas? No lo tengo claro. Lo que se aproxime más a la democracia plena.
    Pero eso sí, a mí me da pena ver como borreguitos votando todo a todos los del Parlamento Español.

    Saludos

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