Tú lo sabes, aunque yo ya no te escriba.
Tú sabes que siempre nos quedará Cádiz,
el motivo de las ilusiones,
la excusa de los desvelos.
Cádiz dibuja el decorado de nuestras mil y una noches,
de nuestros mil y un días, de alegrías y a veces de lamentos.
De Caleta, de secretos, de escaleras dobles con ventanas compartidas,
de factoría de salazones, de papelón de churros,
de tazón de caracoles...
Cádiz. Y saldrán de los sarcófagos
Arístides y Lucrecia. Y volverán
a desandar todo lo andado sobre sus pasos,
con los zapatos gastados,
con la sonrisa colgada de ceja a ceja,
porque merece la pena,
porque otra vez saldrá el sol,
porque la voz que a veces enmudece tras las derrotas
pedirá que vuelvan de nuevo.
Y desde las cuevas, desde las azoteas...
Tienen que volver. Cádiz les espera.
Blanca Flores Cueto
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