1 de mayo de 2012

Entre rejas, hay esperanza.

Catalín dirige el acto y me presenta.

El colectivo de lectores durante el acto del libro con su educador Carlos y las voluntarias Carmen Sánchez y Elena. .

Otro grupo se fotografía con los monitores y conmigo tras el acto.

La pasada semana se celebró el día del libro, el 23 de abril, pero fue el viernes 27 cuando lo celebraron con una fiesta en la prisión del Puerto 3. Pocos llegan a las tripas de este recinto tal y como yo pude vivirlo.

 Llevaba toda una semana hablando de cárceles, prisiones, emociones y sentimientos. El pensar que entrar para volver a salir, me hacía sentir que aún era más grande el valor del mar y de la libertad que nosotros casi alcanzamos a palpar con la punta de las yemas de los dedos a diario.

Hombres y mujeres esperaban la visita de la escritora (yo) que les acompañaría en su fiesta. Dos grupos, dos talleres formados por los que por sus inquietudes se apuntan de los 12 módulos de hombres y 3 de mujeres que conforman esta prisión, la del Puerto 3. Más de cuarenta presos leerían sus selecciones y oirían mis poemas en esa tarde. Poemas que ese día, precisamente, me emocionaban incluso a mi misma, más de lo acostumbrado. Hablé de Por debajo de la puerta, de Vaivén, de Paco Rocha, de la creación de la imagen, del sentimiento... hablé de la vida... hablé.

Poetas y novelistas fueron recreados a través de sus voces: Neruda, Coelho, Tolstoi... Tatiana una chica rusa leyó un poema sobre un hijo muerto. Catalín, rumano, presentó el acto (un cobista que me dijo que no entendía que qué hacía yo poniéndome años.. lo nunca oído! me hizo sonreír y reír), y risas, fueron muchas las risas... las que rodearon el acto. Fueron los que ante una presentación educada, ensayada y medida y una audiencia que se había arreglado para su fiesta, para un acto sin parangón, para una experiencia real, pura y única (también para mí) los que consiguieron que por un día me sintiera una protagonista como nunca jamás me había sentido, de una lectura única  e irrepetible.

Un montón de caras, de ojos iluminados centraban sobre mí sus púpilas, las mismas caras que huidizas bajaban sus miradas cuando yo clavaba las mías sobre las suyas, especialmente y a conciencia.

Hay amor entre rejas, hay esperanza sin la libertad. Perdí la cuenta del número de puertas que se iban abriendo y cerrando a cada uno de mis pasos, despojada de pertenencias y esperando vivir una de las experiencias más gratificantes de mi vida. Solo yo, mi dni y un puñado de mis versos.

Me encontré con chicos jóvenes, mujeres guapas, desheredados de este mundo, rostros golpeados por un halo de tristeza. No había allí privilegiados, tampoco pijamas a rayas, visten hasta de marcas; pero no había poder, ni riquezas... O sí, porque también se respiraba ilusión, proyectos de futuro, tal y como algunos pudieron contarme: vida, mucha vida, risas e incluso corazones que se besaban en el intercambio que el rato de lectura les dispensa. Una experiencia, una satisfacción, una recarga de energía entre rejas. Y mientras otros brindan al sol, escuchan chistes y alegremente celebran lo que es la vida, casi el nada; aquí otros buscan un refugio en lo que es la condena.

Pude conocer qué delitos llevaban algunos a cuestas. Aunque las monitoras y voluntarias, que son las responsables de los talleres y que llevan cuatro años visitando todos los viernes la cárcel para trabajar con los presos, las personas del colectivo de lectores de Cádiz, me dijesen que no querían conocer los motivos,.. que quieren a las PERSONAS que allí se encuentran, sin saber su pasado, y ellas me obligaran a no indagar... de algunas cosas me enteré... Muchos me contaban sin preguntar... se acercaban, me besaban, me abrazaban... Un poquito de calor humano del exterior entre sus rejas... Algunos no quisieron fotos, otros sí, ahí están: orgullosos de su condena, de sus própositos, de que algún día... saldrán de entre rejas.

Y ese sentir que mientras, muchos otros cobran, celebran, disfrutan de lo efímero; mientras todo eso transcurre, hay personas que sin nada a cambio, están comprometidas a darse a la sociedad. Ese sentir... no tiene precio... Nos dan un ejemplo laico de lo supone darse.... y a tantos anónimos que cada día están ahí, a tantos que cumplen condenas... a tantos... es  y son a los que hoy especialmente, dedico este post.

Si tienes un poco de tiempo, pincha aquí.

Prometo poesías para lo que hoy no puedo expresar más que en líneas de prosa. Ni más, ni menos.

No entiendo como existen los desagradecidos, los inconformistas, los enfadados con el mundo, con los demás y consigo mismos.... Creo que son incapaces de valorar lo que tienen y a los que les quieren. Y hasta que no lo descubran no serán verdaderamente libres como la que hoy tiene la suerte, la  gran suerte y el privilegio de escribirles estas líneas.

Otro mundo es posible... Tiene que serlo.





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