20 de mayo de 2012

Títeres entre tus manos

"Hay hombres que no saben nadar,
aunque sueñen con sirenas".
Blanca Flores


No pretendo con este texto llamarte cobarde.
Llevabas varios días buscando una excusa.
Un motivo con fundamento
que pudiera argumentar la retirada.

Una manera ficticia de justificar el abandono.
Una huida maquillada.

Porque no importaba nada,
porque todo había sido un fraude,
una falsa apariencia, un engaño
y estabas cansado de tu propio teatro.

Porque nunca hubo nada
y porque mantener un estorbo
carecía de sentido.

Y desde ese día,
desde ese mismo día
precisamente desde entonces,
el espejo le devuelve diariamente
los recuerdos de la pantomima
sobre el cuerpo desnudo
del títere descabezado.

Ahora que era más necesario olvidar,
más que nunca para ahogar el rencor,
vuelves una y otra vez
a golpear en la conciencia.

Ahora que ya
ni siquiera tu presencia tuvo la valentía
de permanecer, de estar,
de responder, de dar la cara
cuando más hacías falta
te quedas inevitablemente.

Fallaste a gritos,
a gritos ensordecedores.

Y ahora que ya
solo la amarga sombra de tu alargada,
de tu alargada ausencia incomprensible,
atormentando la carencia de respuestas
para la verdad siempre anunciada;
es innecesaria,
permaneces embaucando
otros corazones.

Y no queda nada,
solo un terreno baldío
en el que solo florecen
crudas mentiras
la náusea y el asco.

Que eternamente reine el silencio.

Ni siquiera fuiste capaz de defender
tu propio orgullo.
Sin darte cuenta de que a estas alturas,
el abandono te delata,
como te delata la traición a tus promesas
como te delatas a ti mismo,
sin la necesidad de llamarte cobarde.

Ecos, Blanca Flores Cueto

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